domingo, 23 de diciembre de 2018

Cuentos para dormir a un mexicano

Échame a mí la culpa de lo que pase!!! cantaba Gerardo en la cantina Cielito Lindo, ordenó otra botella de mezcal y un plato con sal de gusano, mientras le contaba a Miguel que a veces tiene la impresión de que su propia esposa es producto de su imaginación, Miguel no hizo mucho caso al comentario y le preguntó a Gerardo si él creía en el mal de ojo, él le respondió que era como cagar con diarrea en baño ajeno, uno tira su mierda en otro baño pero los dos se llevan lo suyo, el que tiene que limpiar y al que aún le queda mierda adentro, que precisamente por eso estaba cantando "échame a mí la culpa de lo que pase". Era bien sabido que Gerardo aún estando casado tenía sus quereres y cuando se enteró que Julia, una muchacha a la que tenía unos meses de estar visitando se hizo un noviecillo de cerca, pues Gerardo hizo berrinche y le dijo a Julia que no le iba a salir nada bien su chistecito porque mientras él la quisiera, la cadena de su querer los tendría amarrados y uno podía cenar pepinos con leche y el otro iba a sentirlos por la mañana.

Miguel le preguntó qué era lo que más le gustaba de Rocío su esposa y Gerardo respondió que su ligereza y generosidad, que él se daba cuenta de la generosidad de las personas según si cuando invitaba a alguien a comer a su casa le convidaba o no algo a su perrito Romero, que Gerardo prefería a los que no le daban nada, sobre a los que le daban un trozo minúsculo que apenas embarraba los dedos, porque eso denotaba que aún queriendo ser compartidos, su tacañéz sobresalía, pero que prefería aún más a personas como Rocío o al mismo Miguel, que le ofrecían a Romero una cantidad de veras generosa. 

Don Pancho que estaba en la mesa de junto arrastró discretamente su silla a la mesa de Gerardo y Miguel y saludó a los dos hombres no sin antes disculparse por haber escuchado parte de su conversación, dijo que acerca de lo del mal de ojo y misterios divinos, él había estado recordando que de niño había contraído una infección de oído que lo había dejado parcialmente sordo, los médicos habían diagnosticado que era muy posible que no recuperara la audición y que recordaba lo frustrante que era sufrir los regaños y muecas de disgusto por tenerle que repetir las cosas, pero que al poco tiempo recuperó el total de su audición. Luego de adulto se hizo de una novia que le encrispaba los pelos porque no sabía si era sorda o muy distraída pero tenía que repetirle las cosas y muy dentro suyo sabía que él no estaba tan lejos en el tiempo del mismo caso pero que igual le molestaba y que  para sus adentros se decía que algo debía hacer al respecto porque lo que bien no se aprende, condenado está a repetirse. Pues su hermana con quien se quedó viviendo luego de que sus padres murieran, comenzó con la misma penuria, Don Pancho no sabía si de veras no oía o sólo era algo torpe pues ya había notado que a veces preguntaba casi de inmediato que él había pronunciado la primer sílaba, a gritos o de mala gana él le repetía y otras veces mejor la ignoraba. Un par de años pasaron para contraer nupcias con Raquel, ustedes saben lo guapa y educada que es esa mujer! hace unos meses que empecé a maltratarla porque cosa que le digo cosa que debo repetirle, a veces hasta le grito la frase desde inicio para evitarme la molestia de que me pregunte y ella muy linda sabe aguantar mi mal genio. Fue hace 3 meses apenas que nos dieron la noticia que Raquel está en cinta y el otro día que llegué muy emocionado a contarle que ya tenía las escrituras del terrenito nomas tuve que verle la cara de duda para saber que no había escuchado nada de lo que le dije y quise reventarle la cabeza contra la pared, por supuesto que no lo hice pero ahí fue que apareció este presentimiento que he estado teniendo, Dios me devolvió el regalo que me había quitado, el de volver a escuchar, fue como si repartiera mi sordera en las personas a las que amo y ahora tengo miedo de saber ser agradecido en estos 6 meses que faltan antes de que nazca mi hijo.




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