viernes, 5 de mayo de 2017

Despierta niña, niña despierta.

Se supo despierta antes de abrir los ojos y aprovechando ese estado somnoliento, comenzó a construir una visión mental nítida en alimento a sus sentidos, que le permitiera alimentar las exigencias de placer que su cuerpo y mente reclamaban.
La palpitación de su propio pecho emitía un balanceo firme y constante pero suave como el acunar de una aya. La temperatura de los muslos incrementaba, sentía el entumecimiento del pequeño botón rosado entre las piernas y una extraña necesidad de rozar sus senos con el dorso del antebrazo para hacerlo un poco irreconocible al tacto, en aquel apretar de piernas contra su pecho se enjugaba la parte trasera de su fino cuello sobre la almohada y entreabriendo aquella fresca y pulposa boca apenas emitía un gemidito capaz de izar cualquier falo si  hubiese habido alguien para escucharlo. 
Ella sabe que ni cien pensamientos equivalen a un solo roce real pero también sabe que ni con mil roces experimentaría el placer completo sin un solo pensamiento. La imaginación era màs poderosa que cualquier posesión real pudiera ofrecerle, pero esto era algo a lo que el cuerpo no hallaba resignación.
Debía tejer estas visiones mentales lo màs rápido, torcido, dañino, excesivo, asqueroso y repulsivo, sin darle la menor cabida a que la realidad asomara un ojo para poder compensar la ausencia de un cuerpo extraño que violentara el suyo. La mente trabajando al máximo para poder ocultar que en la realidad solo era un muslo contraído hacia el otro. Y hallándose en el punto preciso màs alto de embeleso y casi por dar por terminada la primer dosis placebo del día... un grito que la sacude y aterriza: Hija el desayuno està listo, trae el cepillo para peinarte.

Karla Kalobish

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuentos para dormir a un mexicano

Échame a mí la culpa de lo que pase!!! cantaba Gerardo en la cantina Cielito Lindo, ordenó otra botella de mezcal y un plato con sal de gus...